Se mezcla la harina de cebada con la masa madre. Tomo "Como agua para chocolate" y leo hasta que me puede el sueño. La mañana huele a lluvia, cerveza y fermento. Espumosa y aromática. Se unen el resto de ingredientes, se da un trago a la cerveza y se completa así la coreografía. Las manos no se detienen, amasando un pan más bien pegajoso y poco manejable aunque a su vez dulce y penetrante. Se deja reposar y abro blogger. Cuando ha doblado su tamaño (y yo me he hecho muy pequeñito frente a tal fenómeno) se forma un hatillo y se deja reposar de nuevo, pudiendo hacerse a temperatura ambiente o en la nevera. Debo hacer cortes más profundos. Las heridas, medidas, le ayudan a crecer. Cortes que abren mi blanda miga y decoran su apariencia. Se hornea y se (me) sirve.
(para ser panadero habría de estar roto por dentro)
No hay comentarios:
Publicar un comentario