viernes, 12 de noviembre de 2021

Sabía que era violento pero nunca llegué a imaginar cuánto. Y tan solo ha sido un acercamiento sonoro. He mezclado y amasado un kilo de harina con agua y he grabado el audio del proceso. Después lo he reproducido en los altavoces de un estudio de danza grande y he tratado de ponerme en su lugar. De moverme en su lugar. De ser movida en su lugar. Hasta que me he agobiado y me he sentado a escuchar el audio. Sin ser tocada, sin ser movida, alejada de la sensación corporal. Fuera de mi cuerpo. Hay algo misterioso cuando siento que un cuerpo cambia más rápido que el mío, cuando harina y agua violentamente se hacen masa en diez minutos. Ahora me toca pensar qué hacer con este kilo y medio de masa, tampoco es plan de tirarla a la basura. Aunque igual lo agradezco. 


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