Una de las cosas más bonitas de trabajar en el guardarropa es poder acariciar cada chaqueta cuando la cuelgo. Sentir las diferentes texturas y formas cuando busco la tira de la que colgar la chaqueta. Observar cómo los colores cambian con las estaciones del año y las capas aumentan y se reducen.
También me gusta esconder objetos pequeños en los bolsillos de las chaquetas. Quizás es porque me encanta vaciar los bolsillos de mi ropa al llegar a casa.
Lo último fue un mini árbol de navidad de plástico en la chaqueta de una niña.
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